-Qué ve en esta mancha?
- Un murciélago.
- Y en esta otra?
- Sangre, mezclada con semen.
- Cómo puede determinar que es sangre o semen lo que usted está viendo si solo es una mancha negra.
- El color lo pone mi imaginación, no es necesario que yo lo observe. Tampoco digo que la afirmación que usted asegura, de que carece de color sea mentira. Yo solo le doy atributos que en realidad no veo con mis ojos, a diferencia suya. Pero a mi la realidad no me va a decir cómo tengo que percibirla, o por lo menos la percibo pero la pinto como yo quiero.
- Entonces usted no me tendría que haber dicho que veía sangre mezclada con semen cuando le pregunté que veía, sino que usted imagina que eso es lo que ve.
- Usted no me dijo que diferenciara la realidad de la fantasía.
- Yo asumo que usted entendió lo que yo quise decir.
- No pose doctor, yo tengo ninguna cámara.
- Nadie está posando, solo que existen distintas convenciones sociales que marcan una pauta de comportamiento, de las que usted se sale, por eso está aquí.
- Yo estoy aquí porque cometí un crimen ante los ojos del statu quo.
- Yo sé que usted maneja muy bien la retórica del inconformismo. Pero tiene que entender que si no hubiera ciertas reglas a las cuales atenerse no habría diferencia entre los animales y los humanos.
- La única diferencia que nos separa de ellos es el lenguaje.
- Déjeme decirle que en su caso me resulta difícil hallar muchas diferencias, por lo menos en lo que respecta al comportamiento.
- Parece que usted, como la mayoría de los seres humanos no escucha lo que el otro manifiesta. Ya le dije que no tiene que buscar "muchas" diferencias porque solo hay una, le parole, el lenguaje.
- Lo único que veo en usted es a un hombre al cual no le alcanzas las palabras para justificar sus actos.
- Mis actos no necesitan justificación, solo son actos. Solo son expresiones de deseo. Es la exteriorización de lo que ni yo mismo conozco. Algunos intentan dibujar sus vida con colores que llaman sentimientos. Pero solo son oraciones que describen oraciones.
Biología, esa es mi respuesta, y lugares ignotos de mi mente. Nada más que esas dos cosas determinan mis actos. Comer, defecar, excitarme, en fín: química, y luego lo desconocido, lo trascendental intrascendete. Si yo pudiera justificar un acto no sería un hombre, sino Dios.
- Veo que por lo menos tiene creencias religiosas.
- No se equivoque doctor, la única religión que conozco es la iconoclasia.
- Y qué es Dios para usted.
- Es el epítome del lenguaje, y por ende, contingente. La palabra Dios resume todo lo que para nosotros es el discurso. Una apostilla de los actos, no su justificación.
- Cuál es su juego. Qué es lo que busca. Contra qué se revela. Quién es usted.
- Soy el comodín que baila al son del tam tam. Soy el enfermo que lucha contra un cáncer y soy el cáncer. Soy la cabeza que rueda por el suelo, y también soy el encapuchado que la separa del cuerpo. Y la guillotina. El principio, y el fín. El conflicto soy también. Soy usted, nervioso, a punto de insultar. Me aflojo la corbata como usted se la afloja ahora. Me incomodo. Ah, doctor, si supiera quién soy. Yo no soy, y afirmo lo que niego.
- A ver si entiendo. Usted entra a una casa de familia,rompe todas sus pertenencias. Televisores, dvds, equipos de audio. Corta sus ropas. Y solo deja tres mudas de ropa para cada integrante de la famili,ah me olvidaba, sobre los escombros de la casa que hace volar con dinamita. Y llega aquí, y me dice que "es" y no "es". Quiere hacerse pasar por demente. ¿No es así?.
- Soy demente. No controlo mis actos. Tampoco me controlan. No hago lo que quiero, simplemente hago. ¿Qué es eso de "hago lo que quiero"?. Es una pose, es un recurso bajo, denigrante para el hombre. Hombre, no persona, persona es otra palabra odiosa e hipócrita. Personas tambien son las corporaciones burguesas. ¿No se da cuenta?, todo apesta.
- Entonces usted quiere que le amputen la lengua a todo el mundo. La verdad que me hace reír.
- No se confunda, las palabras son mal usadas, por villanos, truanes que sabotean desde siglos y siglos. Y el lenguaje forma parte del todo indiferenciado que llaman vida. Pero que no es más que la suma de unos intereses escondidos tras la toga del ciudadano que no es más que el cetro y el báculo modernos.
A lo largo de la historia alguien siempre tiene la soga al cuello. Cambia de color, de textura, de diámetro, de nombre, pero siempre termina apretando el cuello de alguien, mientras otro tira con fuerza un extremo.
- Mire señor, yo, la verdad, no sé lo que usted se propone. Pero usted me parece un delincuente, culto y bastante inteligente. Pero delincuente al fín.
- "Dejo servir mi genio a las delicias de la crueldad, delicias que no son ni pasajeras, ni artificiales, sino que han surgido con el hombre y terminarán con él". Conde de Lautréamont.
- Por hoy hemos terminado señor Valdemar. ¡Guardia!. ¡Guardia!
Una sonrrisa sardónica en el rostro de Valdemar, la cabeza apuntando en forma oblicua hacia el suelo y los ojos levantados fijos en el rostro del psiquiatra.
- Que descanse doctor Laing.
- Ya le dije mil veces que me apellido Tai.
El guardia entra al consultorio, toma a Valdemar por el brazo y se lo lleva.
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