jueves, 30 de julio de 2009

Caligramas de Bruto


Caligrama realizado a partir del análisis del tratado de paz entre Estados Unidos e Irak.





Bruto miró a Julio Cesar a los ojos muertos, y le dijo que sentía un dolor que su asesinato también era un suicidio. Y trato de purgar su culpa con recursos linguísticos. Pero las palabras de Bruto eran un flatus vocis estéril que asesinaba a Bruto por cada una que pronunciaba . Ni Dios podía redimirlo por ser solo un nombre. Porque los actos de un hombre son el hombre mismo. Se transforman en su esencia. Y qué es la esencia de un hombre sino lo que hacé. Y qué es el hablar si no acto de hablar más no de actuar.
La sangre brotaba del cuello de Julio como brotaba el sudor frío del rostro de Bruto. Y esté se acordó de un arroyo en el cual se había sumergido y que quedaba cerca de Jerusalém. Recordo estar envuelto en una capa algo grasosa que cubría todo su cuerpo, y no era más que el recuerdo del feto bañado en sangre que fue. Y a medida que hundía el cuchillo en el cuerpo de Cesar más se le venía a la mente el cadáver de un cerdo que vió ser asesinado por su padre cuando todavía no era más que un niño. Un patricio se revolcaba con una plebeya en ese mismo instante y daba lugar a la concepción de un exiliado romano por asesinato de un senador que a su vez era antepasado de Mussolini. Bruto imaginó un apareamento pero el antepasado gestado sería el de un caballo, pensamiento producto de las ideas heréticas que había heredado de Asia. Porque la fe era la más prostituta de las costumbres.
Mezclaba las letras de Julio Cesar y formaba puñales. Togas. Diademas. Podría crear un sistema solar con ellas. C era el sol, que giraba alrededor de la perfecta o. En ese momento quitaba la vida de un hombre, uno de los más recordados que habría en la historia, pero también creaba mundos del arbitrio del idioma.

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-Qué ve en esta mancha?
- Un murciélago.
- Y en esta otra?
- Sangre, mezclada con semen.
- Cómo puede determinar que es sangre o semen lo que usted está viendo si solo es una mancha negra.
- El color lo pone mi imaginación, no es necesario que yo lo observe. Tampoco digo que la afirmación que usted asegura, de que carece de color sea mentira. Yo solo le doy atributos que en realidad no veo con mis ojos, a diferencia suya. Pero a mi la realidad no me va a decir cómo tengo que percibirla, o por lo menos la percibo pero la pinto como yo quiero.
- Entonces usted no me tendría que haber dicho que veía sangre mezclada con semen cuando le pregunté que veía, sino que usted imagina que eso es lo que ve.
- Usted no me dijo que diferenciara la realidad de la fantasía.
- Yo asumo que usted entendió lo que yo quise decir.
- No pose doctor, yo tengo ninguna cámara.
- Nadie está posando, solo que existen distintas convenciones sociales que marcan una pauta de comportamiento, de las que usted se sale, por eso está aquí.
- Yo estoy aquí porque cometí un crimen ante los ojos del statu quo.
- Yo sé que usted maneja muy bien la retórica del inconformismo. Pero tiene que entender que si no hubiera ciertas reglas a las cuales atenerse no habría diferencia entre los animales y los humanos.
- La única diferencia que nos separa de ellos es el lenguaje.
- Déjeme decirle que en su caso me resulta difícil hallar muchas diferencias, por lo menos en lo que respecta al comportamiento.
- Parece que usted, como la mayoría de los seres humanos no escucha lo que el otro manifiesta. Ya le dije que no tiene que buscar "muchas" diferencias porque solo hay una, le parole, el lenguaje.
- Lo único que veo en usted es a un hombre al cual no le alcanzas las palabras para justificar sus actos.
- Mis actos no necesitan justificación, solo son actos. Solo son expresiones de deseo. Es la exteriorización de lo que ni yo mismo conozco. Algunos intentan dibujar sus vida con colores que llaman sentimientos. Pero solo son oraciones que describen oraciones.
Biología, esa es mi respuesta, y lugares ignotos de mi mente. Nada más que esas dos cosas determinan mis actos. Comer, defecar, excitarme, en fín: química, y luego lo desconocido, lo trascendental intrascendete. Si yo pudiera justificar un acto no sería un hombre, sino Dios.
- Veo que por lo menos tiene creencias religiosas.
- No se equivoque doctor, la única religión que conozco es la iconoclasia.
- Y qué es Dios para usted.
- Es el epítome del lenguaje, y por ende, contingente. La palabra Dios resume todo lo que para nosotros es el discurso. Una apostilla de los actos, no su justificación.
- Cuál es su juego. Qué es lo que busca. Contra qué se revela. Quién es usted.
- Soy el comodín que baila al son del tam tam. Soy el enfermo que lucha contra un cáncer y soy el cáncer. Soy la cabeza que rueda por el suelo, y también soy el encapuchado que la separa del cuerpo. Y la guillotina. El principio, y el fín. El conflicto soy también. Soy usted, nervioso, a punto de insultar. Me aflojo la corbata como usted se la afloja ahora. Me incomodo. Ah, doctor, si supiera quién soy. Yo no soy, y afirmo lo que niego.
- A ver si entiendo. Usted entra a una casa de familia,rompe todas sus pertenencias. Televisores, dvds, equipos de audio. Corta sus ropas. Y solo deja tres mudas de ropa para cada integrante de la famili,ah me olvidaba, sobre los escombros de la casa que hace volar con dinamita. Y llega aquí, y me dice que "es" y no "es". Quiere hacerse pasar por demente. ¿No es así?.
- Soy demente. No controlo mis actos. Tampoco me controlan. No hago lo que quiero, simplemente hago. ¿Qué es eso de "hago lo que quiero"?. Es una pose, es un recurso bajo, denigrante para el hombre. Hombre, no persona, persona es otra palabra odiosa e hipócrita. Personas tambien son las corporaciones burguesas. ¿No se da cuenta?, todo apesta.
- Entonces usted quiere que le amputen la lengua a todo el mundo. La verdad que me hace reír.
- No se confunda, las palabras son mal usadas, por villanos, truanes que sabotean desde siglos y siglos. Y el lenguaje forma parte del todo indiferenciado que llaman vida. Pero que no es más que la suma de unos intereses escondidos tras la toga del ciudadano que no es más que el cetro y el báculo modernos.
A lo largo de la historia alguien siempre tiene la soga al cuello. Cambia de color, de textura, de diámetro, de nombre, pero siempre termina apretando el cuello de alguien, mientras otro tira con fuerza un extremo.
- Mire señor, yo, la verdad, no sé lo que usted se propone. Pero usted me parece un delincuente, culto y bastante inteligente. Pero delincuente al fín.
- "Dejo servir mi genio a las delicias de la crueldad, delicias que no son ni pasajeras, ni artificiales, sino que han surgido con el hombre y terminarán con él". Conde de Lautréamont.
- Por hoy hemos terminado señor Valdemar. ¡Guardia!. ¡Guardia!
Una sonrrisa sardónica en el rostro de Valdemar, la cabeza apuntando en forma oblicua hacia el suelo y los ojos levantados fijos en el rostro del psiquiatra.
- Que descanse doctor Laing.
- Ya le dije mil veces que me apellido Tai.
El guardia entra al consultorio, toma a Valdemar por el brazo y se lo lleva.

Cuando uno está listo.

Uno está listo cuando puede gritar a los cuatro vientos las estupideces más bellas que se puedan decir.
¡Pobre de aquel que quiera explicar la belleza!, pero más pobre el que lo tenga que oír.
La belleza explicada no debe dejar de ser bella.
Decidme que he perdido mi familia, mis bienes, y que muy pronto perderé mi vida. Pero decídmelo en un poema.

El vaso.

Un vaso cobijaba una mosca verde de vellos duros cual pelos. El dedo sumergió su yema hundiendo a la mosca en el fondo que dejaba ver un mantel a cuadros. Apretó con fuerza y la mosca sangró. La boca saboreó la sangre que el dedo ofreció a los labios que succionaban insaciables y nerviosos por no poder prolongar la consistencia del líquido que desaparecía mezclándose con la saliva, entre la lengua y el paladar.
Los restaurantes se llenarían de clientes fastuosos deseosos de mojar una miga de pan en un manjar de perversos que habrían olvidado la costumbre del "buen comer" trocándola con la nueva costumbre del "buen comer".
Tomaría un avión y luego otro y otro y otro. Y las series de aviones intercambiarían saludos con los países en serie que albergan moscas de todo tipo. En un baúl las invitaría a descansar y se irían sumando una a una, formando una hermandad destinada a satisfacer placeres nuevos. Seseantes, repugnantemente juntas, harían recorrer una gota de saliva en la comisura de mis labios. Pero uno no debe probar la mercancía. Porque ciertas costumbres se conservan.
Los aviones se sumergieron en el vaso, junto con las moscas, el baúl, y la comisura de mis labios en donde casqueaba la gota de saliva. Y al pestañear ya no estaban, se habían escondido tras el cadáver de la mosca que robó mi conciencia y se pegó a mis ojos. Tan fuertemente que aunque los cerré no podía desvanecer la imagen. Y en medio de un mar oscuro plagado de estrellas encontré los aviones, las moscas, el baúl, mi comisura y su gota junto al cadaver de la mosca en el fondo. Encallados yacían. Junto a juguetes viejos.

Alucinaciones.

Inyectó el químico en sus venas, y el placer la poseyó en plenitud. Tiritaba y relamía sus labios. Acarició sus muslos, y le parecieron distantes, su mente ya había abandonado su cuerpo y la motricidad de sus articulaciones solo era pensada. mas no consumada. Sus ojos eran la ventana de un cuerpo muerto, y desde dentro observaba el panorama mortuorio del tránsito nocturno. Observaba a los transeúntes, invisibilidad visible de un interior quebrado por la realidad tirana que doblegaba una voluntad también partida por cansancio, un cansancio que olía al fracaso de siglos, siglos de dominación corporal y mental. No había lugar donde ir, salvo hacía aquel paraíso que los alucinógenos le proporcionaban, y que su voluntad le había negado.

El hombre.

Un pobre actor que se contonea
y pide aplausos, caminando hacia el cadalso.
Escondiendo montañas de heces bajo un cielo azul
con guantes de oro y pies descalzos.

Un sabio chino.

Hay un sabio chino en un rincón de mi mente. Que golpea las cavidades craneanas para salir al mundo.
Lo detengo, pequeño travieso, quiero seguir siendo un niño, le digo.
El sabio me dice que soy adulto, que ese es el problema.
¿Por qué sabio? ¿ por qué dices que soy un adulto?, yo no soy maduro, cometo errores con solo respirar.
El sabio me dice que mis errores no son tales. Y que los tropiezos solo son el resultado de querer caminar.
Como un niño travieso que se cae y se levanta mil veces y aunque sus pasos vacilen sigue andando, y si no puede caminar se arrastra, asi se arrastra el que quiere vivir cueste lo que cueste.
El hombre lleva un luto eterno que conmemora la muerte y la violencia. Pero bajo sus negras vestiduras se esconde el traje colorido de la existencia, que danza al ritmo de tambores, que se contonea para esquivar el hastío. Y que se deja llevar por la musica que emite el sonido del viento.
Y dolor y alegría se unen para festejar la muerte de los idiolos caídos: dioses, ideologias, patriotismos. Y con risa irónica los hombres y mujeres festejan el día en que no murieron recordando sus muertos.

jueves, 2 de julio de 2009

Ariadna se ahorcó con el hilo

Hay palabras obscenas que mansillan lo verdadero. Pero esas mismas palabras se vuelven bellas cuando el caos se apodera de ellas. Lo unico que el hombre puede controlar es el lenguaje. Lo demás es historia. Los actos no son hipócritas, más que a la luz del discurso.
Entierro mis palabras bajo un cielo tormentoso. Y que el sol haga lo suyo.
No hay salida del laberinto. Es nuestro estado normal. Teseo murio de inanición. Y Ariadna se ahorcó con el hilo.