lunes, 10 de agosto de 2009

Una extraña ilusión.

¿Es todo una extraña ilusión?. Una pregunta retórica, trillada. La reptición en las palabras del flujo del fuego. O las matematicas del amor y la amistad, o los logaritmos del desencuentro. Hay un demiurgo que traza parelelismos entre el fluir de tus ojos y el movimiento de mis dedos. ¿convergen el fluir de mis palabras y el aroma de tu aliento al repetirlas, en una explosion cósmica, un bigbang que hace nacer el apego a mi escritos.
Hay un castigo cruento para el que no entiende: la felicidad, un castigo dulce que supura somnoliencia.
Hay un romance oculto entre el santo y el pecador. Hay un coqueteo inconfesable y mudo entre víctima y victimario. Un "gracias" divino que sale de los poros del azotado. Desde el momento en que no puedo controlar algo, se convierte en necesidad. Amo tu látigo cuando se pega tanto a mi piel que no sé si sale de mi o viene de tí. Amo cada cristiano martir. Y odio al predicador, y al oyente.
La autodestruccion es el unico medio de gritar Eureka en el lecho de muerte. Eureka por bloquear todos los pasajes, cerrar todas las puertas, mellar los filos y deshacer los nudos.
La ilusión es la que ordena el caos, pero se disipa en el éter, como el humo del fumador se esfuma después de dar forma al aire, y solo queda un caosmos, un caballo sin jinete, que hace cabriolas... indómito, indolente... difuso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario